sábado, 1 de abril de 2017

El Sol y la Luna


EL SOL

En la mitología griega el Sol se asocia a Apolo entre los Olímpicos y a Helios entre los Titanes, al Sol en la mitología romana, a Ra en la mitología egipcia, y a Utu y Shamash (una divinidad femenina) en la mitología sumerio-acadia.

Astronómicamente el resto de los planetas giran alrededor del Sol, que es una estrella, haciendo este de director del grupo y lanzando su influencia sobre todos ellos para que no se salgan de su órbita y todo se mantenga ordenado.  De la misma forma, en la carta astral, el resto de los planetas son manifestaciones de esta identidad o sí-mismo básico, son funciones necesarias para que pueda desarrollarse, pero están a su servicio y deben servir para que él pueda crecer.  Es como si todos los otros dioses hicieran su trabajo para que el niño divino pudiera llevar a cabo su función en la vida.

Dentro de los órganos corporales se asocia con aquellos que en cada sistema tienen una posición directiva o central: el corazón en el sistema circulatorio, la columna vertebral en el sistema óseo, los órganos de la visión diurna en el sistema sensorial...

Entre los metales se asocia con el oro. El oro se distingue de los otros metales, ya que en general tiene poca disposición a formar compuestos.  Normalmente se da en estado puro.
Es un metal de aspecto radiante, muy denso y con un espléndido brillo, que no se deteriora o degenera, conservando su valor a lo largo del tiempo. Es precioso porque no pierde su brillo ni cambia su aspecto aún con la formación de compuestos.  Es internamente tan fuerte que se pueden hacer con él las más finas hojas y filigranas sin que se rompa.  Es un conductor perfecto de la electricidad y de la energía. 
La corona, el trono y el cetro de los gobernantes han estado tradicionalmente hechos de oro para que estos representantes se cargaran de poder y lo distribuyeran entre el pueblo, la tierra y el ganado.  Las piedras preciosas que adornaban estos objetos representan diferentes energías que quedaban unidas por el oro. 
También en santuarios y templos se han usado imágenes y utensilios de oro, representando estos lugares estaciones de energía para sus poblaciones. El oro emana calor, ya que incluso en las profundidades de la Tierra es capaz de absorber y almacenar energía solar.
El oro proporciona ánimo, fortaleza y generosidad.  La antigua costumbre de llevar cadenas, anillos, broches, brazaletes, pendientes y cintas de oro en cabellos y encajes se debe a que proporcionan belleza, pero también cargan de fuerza vital.  Los hombres horadaban los lóbulos de las orejas y llevaban un pendiente de oro en el agujero para promover la expulsión del cuerpo de sustancias impuras.
El oro se utilizó como patrón de moneda.  Hoy en día los gobiernos lo usan como almacén de riqueza.

Psicológicamente, el Sol es el núcleo de nuestro ser, y desempeña un papel primordial en la carta.  Representa el Sí-mismo, aquello alrededor de lo que gira todo lo demás.  El sentido de individualidad no es algo con lo que se nace, sino algo que se va desarrollando a lo largo de toda la vida. El Sol es un factor dedicado a alcanzar nuestro desarrollo personal y lograr estar centrados en la existencia.  Es el que se encarga de mantener el equilibrio en todo el organismo, tanto a nivel físico como psíquico.

El signo del Sol indica las cualidades que más corresponden a nuestro sí-mismo, con las que más nos identificamos.  A cualquier edad somos el mismo yo que éramos a la edad de 3 años, a pesar de que todo lo referente a nosotros ha cambiado (nuestro cuerpo, pensamientos, ambiente…).  El sentido de la identidad continúa, aunque sepamos que el resto de nuestra personalidad, nuestro ser y nuestra vida han variado.
Algunos filósofos presuponen en cada individuo una substancia o espíritu inmodificable e imperecedero que garantiza la unidad de la vida y la personalidad desde el nacimiento hasta la muerte, y quizás después de ella.  El Sol es la base de la personalidad, cuando algo falla en él es cuando la persona puede romperse o destruirse, ya que es el que mantiene el equilibrio del resto de los elementos de la carta.

Los aspectos indican cómo nos puede ir en el desarrollo de nuestra identidad o naturaleza básica.  Un Sol bien aspectado puede indicar una persona centrada y equilibrada, con capacidad de autogobierno. Con muchos aspectos difíciles el camino puede ser complicado si no se manejan adecuadamente, y puede que la persona no muestre un equilibrio al mostrar su identidad: o enaltece demasiado su propio yo o parece carecer de él.


LA LUNA

En la mitología griega, la Luna se asocia con Ártemis entre los Olímpicos, pero también con Selene y Hécate, con Diana y Luna en la mitología romana, con Hathor en la egipcia, y con Nanna y Sin (una divinidad masculina) en la sumerio-acadia...

Astronómicamente la Luna es un satélite, no un planeta ni una estrella.  Es el cuerpo celeste que más cerca está de nosotros, y que gira a nuestro alrededor, su existencia está ligada a la de la Tierra. 

Entre los órganos corporales se asocia con aquellos que tienen una función de sustento y apoyo de los órganos principales, como los pechos en el sistema reproductor, los órganos de la visión nocturna en el sistema sensorial...

Entre los metales se asocia a la plata.  Es un metal difícil de encontrar en estado puro en la corteza terrestre, ya que tiende a adherirse a otras substancias; también se encuentra diluida en los océanos.
Los cubiertos y las tazas de plata con las iniciales grabadas eran un regalo tradicional que las abuelas hacían a los niños, ya que este metal ayuda a digerir mejor la comida. Aunque pierde brillo y se ennegrece, no es atacada por los ácidos, por lo que se usa para revestir contenedores para productos lácteos, cerveza y vinagre.
Al igual que el oro, es maleable y versátil, pudiéndose hacer finos hilos con ella.  Se funde fácilmente y se condensa también con rapidez. Se hacían brazaletes y ceñidores de este metal como adorno. También se usaban colgantes y cadenas de plata, tanto en el cuello como en la cabeza, para facilitar la digestión y la fertilidad, ya que tiene un efecto equilibrante sobre los estados de ánimo.
Es un conductor natural excelente del calor y la electricidad, y es útil en muchas aleaciones.  Es un metal muy sensible a la luz, por lo que los espejos se hacían de plata, debido a la capacidad de reflejar que posee, y aún hoy en día se revisten con una capa de este metal. También se utiliza en fotografía. 
Asimismo, es muy sensible al sonido, reproduciendo los tonos puros sin distorsionarlos, por eso las campanas y las flautas se hacen con este metal.

Psicológicamente la Luna tiene que ver con el temperamento, el instinto y las emociones, y en último término con la capacidad para encariñarse de aquello que nos rodea. La Luna se encarga de nuestro desarrollo interpersonal, nos recuerda que para vivir necesitamos de los demás y que ellos también necesitan de nosotros.  La tarea de la Luna es establecer la interdependencia sobre bases firmes y naturales, para un correcto desarrollo posterior de las relaciones. La vida no puede seguir adelante sin esa interdependencia, que se observa en toda la naturaleza.  Pero la personalidad debe progresar del estado de dependencia infantil, en el que tiene que confiar en los demás para sobrevivir, al estado adulto, en el que los demás pueden confiar en él.

El signo de la Luna nos indica la forma en que tendemos a reaccionar de manera inmediata ante los distintos estímulos y necesidades.  Es nuestra cualidad básica para asegurarnos la supervivencia, esto es, para protegernos y cuidarnos de los peligros potenciales que pueden amenazarnos y para conseguir aquello que necesitamos.  También es la cualidad que ponemos en acción cuando buscamos llamar la atención de alguien para solicitar su apoyo, y la que desplegamos cuando tratamos de cuidar a otras personas. 


Estudiando los aspectos de la Luna, podemos determinar si el temperamento nos sirve para sobrevivir y atender nuestras propias necesidades y las ajenas, o si se pueden temer deficiencias o exageraciones en el campo de las emociones. Si la Luna está bien aspectada puede indicar un temperamento sano, con respuestas y demandas emocionales adecuadas.  Pero si el camino no se presenta fácil, posiblemente nuestro modo de demandar atención se vuelve infantil y no se logre el efecto deseado, pudiéndose manifestar como avidez, deseo de posesión, retraimiento, irascibilidad…y otras salidas de tono, reflejo de la tendencia a buscar constantemente una respuesta o un apoyo que nunca se alcanza.  

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