INTERPRETACIÓN DE LOS PLANETAS
Desde muy antiguo los hombres sintieron curiosidad por las
estrellas errantes del cielo, aquellas que se desplazaban a través del
firmamento igual que el Sol y la Luna. Desde
antiguo se reconocieron cinco planetas, los que se podían observar a simple
vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, aunque ciertos archivos
tratan a Venus y Mercurio como dos planetas distintos, dependiendo de si su
posición es vespertina o matutina en el cielo.
Sin embargo, a la hora de la interpretación, en astrología
los planetas clásicos son siete, considerándose como tales a las
luminarias.
A partir del Renacimiento, a la interpretación astrológica
se añadieron Urano, Neptuno y Plutón. En
2006 se crea una nueva categoría de planetas, los planetas enanos, de la cual
pasa a formar Plutón y Ceres, un asteroide que también contabiliza como planeta
a la hora de interpretar. Pero aún hay
otro factor, un centauro o planetoide, Quirón, que se añade tras su
descubrimiento en 1972.
Por último, hay astrólogos que también interpretan
asteroides y hasta planetas hipotéticos.
En una carta natal, los planetas representan aquellos
factores que varían a través del tiempo, sea dentro de la psique del individuo,
del cuerpo o del entorno. Son aquellos
personajes que hay dentro de nosotros.
Representan tipos de energía
que hay en la vida, y que nosotros, como seres vivos, poseemos. Dependiendo de la energía que cada planeta
simboliza realiza una función determinada en la vida en general, y en la
nuestra individualmente.
El estudio de los planetas en un horóscopo es inseparable
del signo en que se encuentran, ya que esas energías nunca se encuentran en
estado puro, sino matizadas por su ubicación. Las posiciones de los planetas en
los signos
indican nuestras capacidades y cualidades básicas, aquello que poseemos
y que tenemos que poner en juego cuando nos enfrentamos a los distintos caminos
de la vida.
Todos los hombres empiezan la vida con una serie de
instintos, propensiones o tendencias, representados por los planetas, pero
estos se adhieren en cada individuo a determinados objetos, simbolizados por
los signos. Por ejemplo, el instinto
maternal (la luna) puede desarrollarse en la propia familia, en la protección a
niños huérfanos, en el cuidado de personas enfermas, el cuidado de animales,
etc….
Que los mismos impulsos o instintos puedan focalizarse de
distintas formas explica la infinita variedad de individualidades.
Todas las capacidades, simbolizadas por los planetas, son
parciales: hay quien toca de oído pero no sabe tocar leyendo música, sabe
bailar rumba pero no vals…. Cada planeta
sigue caminos que corresponden a los intereses de cada individuo, y viene
marcado por el signo en el que se emplaza.
Aprendemos ciertas aptitudes y prácticas más fácilmente que otras debido
a que estamos innatamente capacitados para ello.
Los planetas son las motivaciones, el por qué se actúa, los
signos son las actitudes, cómo se actúa.
Todos tenemos la motivación de autorrealizarnos (Sol), y para ello una
persona puede actuar de forma diplomática y cortés (Libra) o de forma directa y
arriesgada (Aries).
Cada vida tiene un patrón particular, la autorrealización no
tienen porqué ser para todo el mundo lo mismo: uno se puede sentir realizado
dedicándose al cuidado de otros (Cáncer) y otro puede sentirlo dedicándose a la
enseñanza (Sagitario).
Pero además hay que circunscribir esto a un ámbito de la
vida, una casa: uno puede realizarse en el trabajo (X) y otro dedicándose a su
casa (VI).
Las posiciones de los planetas en las casas
indican aquellos sectores de la vida a través de los cuales vamos a poner en
juego y aprender a desarrollar las cualidades que poseemos en potencia,
representadas por los planetas en los signos.
Los aspectos
que hacen los planetas entre sí indicarán si nos resulta más fácil o más
difícil integrar las distintas
tendencias y disposiciones que tenemos en nuestra personalidad y en nuestra
vida.
EL SIGNIFICADO DE LOS PLANETAS
Hay tres fuentes principales de las cuales la astrología
extrae el significado de sus símbolos: la mitología, la astronomía y las
ciencias de la naturaleza. La primera se
nutre de relatos fantásticos que muchas veces esconden datos científicos y
astronómicos, mientras que las otras dos fuentes se nutren del estudio y la
observación.
La principal fuente de donde se extrae el significado de los
planetas en la astrología occidental es la mitología griega,
aunque a veces también se estudian dioses de otras culturas, como la
mesopotámica o la hindú.
Cada dios tiene bajo su cargo una función determinada, sabe
y puede de los suyo, teniendo que pedir ayuda a los otros para determinadas
labores.
Los planetas se asocian con los dioses mayores, es decir,
con los dioses Cosmogónicos, los Titanes y los Olímpicos, que los van
suplantando y asimilando. Cada planeta se puede asociar a uno de los dioses
Olímpicos, los cuales eran un grupo de 12 formado por Zeus y sus hermanos
(Hera, Deméter, Posidón, Hades y Hestia), por Afrodita y por algunos hijos de
Zeus con Hera o con otras diosas (Ares, Hefesto, Atenea, Apolo, Ártemis). Más tarde Hermes se unió al grupo,
suplantando a Hestia, y parece que a última hora Dioniso también formó parte
del Panteón.
La otra fuente para extraer el simbolismo de los planetas es
la astronomía,
atendiendo a sus características físicas y su comportamiento durante sus
ciclos.
Finalmente, los siete planetas clásicos han sido asociados a
los siete metales preciosos más antiguos, así como a ciertas plantas y
animales. También se ha intentado asociar los nuevos planetas con diversos
tipos de elementos
naturales.
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