Conjunción: Es
una relación entre socios, colaboradores o aliados.
Se comparten cualidades, hay un entendimiento inmediato del
otro, una conexión y una atracción.
Buena sintonía, se comparten ideas,
objetivos, formas de ser, principios o valores. Sentimiento de cercanía porque
nos parecemos, debido a las similitudes que compartimos. Se puede funcionar muy
bien juntos, la colaboración permite el desarrollo individual y facilita la
consecución de los objetivos personales representados por los planetas de cada
uno, a la vez que se construye algo en común.
Es una alianza de
dos personas que se identifican, se “reconocen” porque pertenecen a una misma
categoría. El contacto mejora la situación individual de cada uno.
La persona con el planeta dominante sería la que
estimula al otro y le permite un desarrollo positivo y gratificante en el área
del planeta que le toca.
La persona con el planeta menos fuerte colabora con
el otro, le apoya para que, asimismo, logre los objetivos representados por su
planeta.
Sextil: Es una relación de hermanos, colegas o
camaradas.
Nos sentimos valorados y apreciados al expresar ese planeta, la otra persona nos
recibe bien. Nos sentimos a gusto y refuerza nuestro sentimiento de valor y
autoestima en ese área. Sentimiento de comprensión,
comodidad y entendimiento. Atmósfera
armoniosa que nos produce equilibrio, confianza y satisfacción.
La persona que tiene el planeta dominante refuerza a
la otra, lo que le hace sentirse bien, útil y realizado en la función
representada por él.
La persona que tiene el planeta menos fuerte se
siente apreciada y estimulada a desarrollar con buen acogimiento la función
representada por su planeta, lo que fortalece su sentimiento de
autorrealización.
Cuadratura: Es
una relación de patriarca-individuo o autoridad-ciudadano.
La clave de la
cuadratura es respetarse.
El camino correcto para enfrentar este aspecto es dejarse espacio, es decir, no entrometerse en el
terreno del otro en las funciones y áreas representadas por esos planetas,
mantener un cierto alejamiento y dejar que cada uno haga las cosas a su manera.
La persona con el planeta más débil tiene que
aprender a defender su terreno y hacerse respetar, no dar al otro poder sobre
él, ni valorar su posición en detrimento de la suya. Esto supone que la vida ha
puesto a esa persona en su camino para que aprender a desarrollar ese planeta y
aprender a luchar por sus derechos.
La persona con el planeta más fuerte debe aprender a
ser más respetuoso y tolerante, no invadir el terreno del prójimo y dar cabida
en la relación a la expresión de los demás, permitir que el otro se desarrolle
según sus capacidades y necesidades, no intentar imponerle lo que para sí mismo
es “lo bueno”. Tiene que aprender a desarrollar la función representada por su
planeta de una forma adecuada.
Si la pareja no logra mantener esta actitud de
respeto, surge el conflicto. La persona con el planeta dominante tratará de doblegar a la otra, controlarla y hacerle
cambiar hacia su posición o visión de las cosas. Es una situación de invasión en la que se
instalará una guerra fría entre ambos. La persona que tenga el planeta
dominado tendrá la sensación de que no le dejan ser ni expresarse, que
siempre están intentando ordenar y le frustran
Se crea un choque continuo
que no deja avanzar ni mejorar a la
relación, desarrollándose comportamientos extremistas por ambos lados. Uno por
exceso de mando y otro por defecto de expresión, acaban parapetándose en sus
posiciones y no dejan “pasar” al contrario.
El final tiene dos caminos: separarse,
y de mala manera, normalmente provocado por la persona sometida; o vivir en una
situación de sadomasoquismo, en el que
la persona dominante ejerce el papel de sádico y la dominada de masoquista.
Trígono: Es
una relación de amistad, ahijamiento o de
maestro-discípulo.
Relación de mucho estímulo,
reconocimiento y apoyo mutuos. Nos
vemos muy favorecidos por el otro para el buen desarrollo de los planetas
implicados, nos pone las cosas muy fáciles. Sensación de bienestar, cooperación y fluidez en la relación.
La persona con el planeta menos fuerte se siente
estimulada y apoyada, lo que le da mucha confianza y sentimiento de valía. El
otro le ayuda para lograr sus objetivos debido a que tiene una mayor posición
de poder.
La persona con el planeta dominante se siente muy
reconocido, con una gran sensación de valía por poder apoyar y ayudar a otro a
desarrollarse. Recibe una buena respuesta por su parte, le compensa.
Oposición: Es
cualquier relación que mantengamos de individuo a
individuo como seres independientes, como el noviazgo o la rivalidad.
La clave de la oposición es aprender a convivir.
El camino correcto es
pelear limpiamente, hay que hacer cabida en la propia vida al otro, reconocerlo
como alguien complementario y enriquecedor. Ambos tienen que hacerse más
flexibles, dialogantes e integradores, reconocer que el otro tiene sus derechos
y su razón y escucharle.
La persona con el planeta más fuerte debe desarrollar
magnanimidad y equidad, reconocer los derechos del otro a reclamar su sitio y
atender sus peticiones sin son justas.
La persona con el planeta más débil debe aprender a
no llevar la contraria por llevarla, a ser más justa y razonable en sus
peticiones.
Si no se logra resolver este conflicto ninguna de las
dos parte tendrá paz ni tranquilidad, siempre habrá una lucha y un “sin vivir”
en las funciones representadas por esos planetas.
El planeta dominante ganará batallas e impondrá su
poder (“partido en el gobierno”), pero siempre tendrá una respuesta negativa y
contraria del planeta dominado (“partido en la oposición” o
“guerrilla”), que no se conformará y atacará.
Aunque se separen, habrá luchas
en los tribunales, por dinero, por los hijos..., por lo que sea,
porque la oposición no permite desengancharse como la cuadratura, sino que hay
que llegar a un pacto o acuerdo. Será
una guerra abierta, hay una oposición,
hostilidad y competitividad. Cada uno quiere salirse con la suya y actuar a su
manera sin dar su brazo a torcer, sin tener en cuenta para nada las sugerencias
del otro. Cada uno tiende a actuar su planeta sin “escuchar” al del otro. Hay
una rivalidad por falta de acercamiento y diálogo, por incapacidad para
entender lo legítimo de las peticiones del otro. Es una relación de lucha por
oposición, simplemente porque los deseos de uno rivalizan con los del
otro.
A la persona con mejor posición La vida le ha puesto una
“mosca cojonera” en el camino que no le deja llevar a cabo sus funciones ni sus
deseos porque en realidad actúa egoístamente y únicamente teniendo en cuenta
sus intereses.
A la persona con peor posición la vida le ha puesto en una
puesto inferior porque no está actuando con cordura, sino también egoístamente.
Igualmente tiene que aprender a considerar y reconocer las razones y lo bueno
de la otra parte.
El resultado es que cada uno se acaba interponiendo en el
camino del otro, le corta su desarrollo por conseguir el suyo propio. Es una
situación de lucha continua, en la que cada uno va a lo suyo, que conduce al
estancamiento y emponzoñamiento de la relación sin resolver nada ni avanzar hacia
ningún lado.
La persona dominante ganará batallas e impondrá su
poder (“partido en el gobierno”), pero siempre tendrá una respuesta negativa y
contraria de la persona dominada (“partido en la oposición” o “guerrilla”),
que no se conformará y atacará.
Semisextil: Es una relación de ayuda o
“salvavidas”.
Es una relación de ayuda o
favor, en la que uno ofrece al otro un ancla o sujeción para que
pueda salir adelante, tener una agarradera. Cada uno ayuda al otro a desarrollar
el planeta que le aspecta, pero no es gratis del todo, hay que devolver algo a cambio, sea a nivel material o
espiritual. Una de las personas presta algún tipo de auxilio o le hace algún
favor, pero el otro tiene que corresponderle de alguna manera. Es una relación
en la que cada uno sabe lo que le corresponde y la base que le está prestando
al otro, se entienden bien en el sentido de “hoy
por ti, mañana por mí”, hay un equilibrio en las concesiones, un trato justo.
La persona con el planeta más fuerte será la que
preste el favor al otro ayudándole en el terreno del planeta que le toca, pero
a cambio va a recibir también algún tipo de beneficio relacionado con su propio
planeta.
La persona con el planeta menos fuerte será la que
reciba el auxilio del otro, pero le devolverá algo a cambio, le corresponderá a
su vez con alguna compensación.
Semicuadratura:
Es una relación de comercio o intercambio.
El camino correcto es ponerse en el lugar del otro,
llegar a entender las necesidades de los demás que podemos cubrir y las necesidades propias que
tenemos que pedir que nos cubran para que una relación funcione.
La clave de la semicuadratura es aprender a dar y pedir de los demás. Uno
pidiendo lo que es justo del otro, y el otro dando lo que realmente puede de
sí.
La persona con el planeta más fuerte tiene que
aprender a pedir sin exigir ni abrumar, sino haciendo entender al otro lo que
él necesita y que sabe que puede concederle, pero sin abusos.
La persona con el planeta más débil tiene que
aprender a “dar la talla”, desarrollar el planeta que le toca con calma,
intentarlo y hacer un esfuerzo, no quedarse trabado.
Si no se logra esto habrá una continua incertidumbre
en la relación, instalándose en
incesantes peleas o abriendo una brecha
cada vez más grande que hará que las personas vivan como si estuvieran
separadas.
El resultado es tensión y malestar
en la relación por exigencias
descomunales de una parte, y sensación de
impotencia por la otra. La persona dominante exige a la otra
más de lo que puede dar, le coacciona y le impone condiciones o metas
desorbitadas, nunca está contento con lo que el otro hace o le ofrece, siente
que el otro no le da lo que podría, afectando al área del planeta que le toca.
Es un aspecto de insaciabilidad. La persona dominada se siente abrumada,
exigida y obligada, con una continua incertidumbre y sentimiento de
inseguridad, fracaso e inutilidad en el campo del planeta que le toca. Esto
puede llevarle a “pasar de todo”, a no volver a intentarlo.
Este aspecto crea una continua sensación de carencia por ambos lados, de que el otro no nos
da lo que necesitamos, como si no “se fuera a ningún lado”, sentimiento de
estar intentando algo sin ningún resultado, y tropezando siempre con la misma
piedra.
Sesquicuadratura:
Es una relación de examen o prueba.
La clave de la sesquicuadratura es aprender a considerar al otro.
El camino pasa por saber escuchar
al otro, el uno no ignorando al otro por considerarle “tonto”, y el otro
no considerando las críticas del uno constantemente como un ataque, sin nada
constructivo.
La persona con el planeta más fuerte debe aprender a
valorar al otro, aunque no haga las cosas perfectas no debe estar siempre
recalcándole sus faltas, sino ayudarle para que lo haga mejor utilizando el
planeta que le corresponde para ello. Debe enseñar al otro a encontrar su
propio valor, no quitárselo tratándole con desconsideración.
La persona con el planeta más débil debe aprender a
reconocer sus faltas para poder expresar ese planeta de una forma madura y
realmente adecuada. Debe reconocer que le falta un aprendizaje y que el otro
puede ayudarle a superarse y hacerlo mejor.
Si no se logra resolver el conflicto se llegará a la mutua ignorancia, cada uno hará caso omiso del otro e
irá por libre, llegando incluso al desprecio de cada puntualización que se
hagan y no importándole en absoluto lo que el otro tenga que decir al respecto.
Habrá una falta total de entendimiento en los terrenos de esos planetas y un
atrincheramiento cada uno en su posición. Cada uno se creerá en poder de la
razón y a la vez se siente incapaz de hacerse entender, cuando en realidad se
trata de suavizar las posturas y aprender a escuchar.
El resultado es una falta de
valoración, un cierto grado de rechazo
hacia el otro en el campo simbolizado por su planeta, mientras que esta persona
tiene una sobrevaloración con respecto a ese mismo terreno. Esto lleva
a una falta de colaboración y de entendimiento por ambas partes, que va minando las fuerzas de ambos y la relación.
La persona con mejor posición rechaza algo del otro,
lo desprecia en ese terreno porque considera que no lo está haciendo bien. Pero
con su actitud le está continuamente dando de baja y aleccionándole, en cierta
manera le aplasta.
La persona peor posicionada también tiene un
problema, porque se cree mejor de lo que es en ese terreno, en realidad está
expresando esa cualidad de forma inadecuada o inmadura, pero él piensa que lo
hace bien y no se le valora. No sabe escuchar lo que el otro puede aconsejarle.
Puede caer en una situación de sobrecarga.
Quincucio: Es una relación de matrimonio,
asociación o de jefe-empleado.
Cada una de las personas cede o renuncia en parte a sí misma
o a algo que posee a favor del otro, para conseguir un beneficio mutuo y un
buen funcionamiento de la relación. Pero no es algo que nos pese hacer ni que
suponga una privación o mengua de la propia vida, sino al contrario. Cada uno
se enriquece con lo que el otro posee, ponen algo
propio para edificar sobre ello algo en común,
cada uno colabora con lo que tiene. Ambos invierten
lo que tienen para lograr algo. En realidad es un negocio,
en el que cada socio aporta su capital, sea este monetario, de trabajo,
espiritual...
La persona con el planeta más fuerte será la que más
ponga en la relación, pero porque lo desea y sabe que con ello va a lograr un
beneficio mayor del que ya posee.
La persona con el planeta menos fuerte será la que
más “gane” con el intercambio, pero a su vez se sentirá valiosa porque lo que
ella puede ofrecer también contribuirá a mejorar la situación de ambos.
Quintil: Es
una relación de profesor-alumno o adelantado
aprendiz.
Es una relación con la que ambos disfrutan,
lo pasan bien y sienten que están aprendiendo o
ganando algo, que de alguna manera es provechosa. Uno enseña algo al otro, le
sirve para desarrollar la cualidad del planeta que le toca, pero lo hace a
través del juego o de alguna manera que resulta agradable (sería ese profesor
que nos cae bien y nos lo pasamos bien en su clase). Tanto uno como otro está adquiriendo experiencia en los campos representados
por los respectivos planetas a través de su relación con el otro.
La persona con el planeta más fuerte será la que
enseñe más a la otra, porque será quien más sepa o esté más experimentada.
La persona con el planeta menos fuerte será la que
más aprenda en la relación, pero a la vez el otro estará también
experimentándose a través de ella.
Biquintil: Es
una relación de aventuras amorosas o de consejero-consultante.
Relación en la que uno sirve de guía
o consejero al otro, que con su ayuda va desarrollando en un nivel cada
vez más elevado las cualidades del planeta que le corresponde, va adquiriendo sabiduría (no sólo experiencia) en ese
terreno. Indica que una de las personas (la del planeta más débil) se encuentra
en algún problema que el otro le va a ayudar a resolver.
La persona con el planeta más fuerte actúa como guía
u orientador del otro, le va dirigiendo pero
sin hacer las cosas por él, utilizando la comprensión y dejando que el otro
haga para que vaya cultivándose. Interviene sólo cuando hay que enderezar una dirección o comprensión
errónea. No es una persona que fuerza a la otra, sino que le enseña. Con esta
acción él va adquiriendo a su vez, mayor sabiduría sobre su propio planeta,
pero va a hacer las cosas por sí mismo, el otro sólo le orienta. Tampoco es que
sea alguien que le va a dar una protección y ayuda fuerte, que sería el
trígono.
La persona con el planeta menos fuerte siente que
puede acudir al otro en busca de consejo, que le va a ayudar sin interferir,
sólo dando una opinión acertada y que despeje el camino. Con el tiempo va ganando mayor dominio
sobre su planeta y sintiendo que puede manejar las cosas correctamente y por sí
mismo.
Serie del 7: Es
una relación educativa o formativa.
La clave del septil es la adquisición
de madurez en la vida, ya que en este tipo de relación tanto una persona
como otra pecan de esto, no sacar el sentimiento de valía a expensas de otro o
renunciar a uno mismo para que nos cuiden, siendo ambos comportamientos
infantiles. En los dos casos se está enmascarando un miedo
a quedarnos solos y a que nos abandonen. Se trata de aprender a tener una vida propia y también saber estar solos.
El camino pasa por dejarse
libertad, aprender a vivir por uno mismo sin estar siempre pegado al
otro. Atreverse a dejar salir al otro o a salir solo, y aprender a confiar y
comprobar que por ello no pasa nada.
La persona con el planeta más fuerte debe dejar de
interferir y controlar al otro, dejarle en libertad para que “se las apañe”, y
con ello a la vez renunciar a vivir de él, buscarse su propio sustento, sea
este material, emocional o espiritual.
La persona con el planeta más débil debe dejar de
buscar siempre que el otro haga las cosas por él o le diga cómo tiene que
actuar. Debe liberarse y atreverse a hacer las cosas por sí mismos, no
enganchado al otro.
Si no se logra esto se crea una relación de parasitismo, en la cual la persona dominante se lleva
todos los beneficios, viviendo a costa y perjudicando a la persona dominada,
que se ve metida cada vez en más embrollos y no es capaz de salir, pero lo
consiente.
El resultado es que uno ejerce una mala
influencia y un dominio sobre el otro,
que se sitúa en una posición de dependencia y enganche. No es como la cuadratura, ya que esta
implica un sometimiento forzoso, el septil indica que la persona dominada de
alguna manera se deja, quizás por un complejo de inferioridad o por
concepciones erróneas sobre el planeta que le toca. Una relación típica es una pareja en la que uno nunca sale o hace nada sin
el otro (la relación gurú-adepto en una secta podría entrar aquí, pero
tienen un componente mucho más fuerte que la incluye en la cuadratura).
La persona dominante se da demasiada importancia y
adquiere una preponderancia a expensas de la otra. Le manda mensajes de que no
vale para nada, y que el único que vale es él y lo suyo, la interfiere y
controla, de manera que va adquiriendo el control sobre la vida del otro. La persona
dominada se somete “voluntariamente” o sin darse cuenta, creyendo que el
otro está por encima suya y en realidad le está ayudando, y que tiene razón. En
realidad esconde un sentimiento de inferioridad y de falta de autoestima.
Serie del 9: Es una relación entre congéneres.
Es una relación de gente que mantiene un contacto asiduo
aunque no se llegue a la amistad, teniendo ambos una actitud receptiva. Ambos
se benefician porque se hacen compañía y sirve de escape por el simple trato con otras personas. Sirve para no perder el
contacto con el mundo, no aislarnos y volvernos locos. Uno ayuda al otro a abrirse.
La persona con el planeta más fuerte sirve de mayor
estímulo al otro, será el más sociable y el que más abra al otro. A cambio
recibirá una buena respuesta y receptividad por parte de la otra persona.
La persona con el planeta menos fuerte acogerá de
buen grado el acercamiento de la otra persona, ya que le vendrá bien y le es
agradable su compañía.
Serie del 10 : Es una relación de cortesía.
Es una relación de en la que dos personas
se ven todos los días y se saluda pero no tienen trato realmente. Únicamente se comportan de forma adecuada y
se abren la puerta si es necesario, por ejemplo con una persona mayor, un niño
o un discapacitado.
La persona con el planeta más
fuerte sería el que realiza la acción cortés.
La persona con el planeta más
débil recibe ese acto.
Serie del 11: Es la relación con los amigos o los
familiares de los demás.
La clave es aprender a no
interferir en la vida de los demás, ser capaces de ver a los demás y entender
que nuestros actos pueden tener un efecto en sus vidas aunque no nos demos
cuenta.
El camino pasa por aprender
a respetar el espacio o el tiempo de otras personas en la vida de ambos, sean
amigos, familiares, compañeros...
La persona con el planeta más
fuerte debe mantener una actitud respetuosa y no interferir por actitudes
egoístas o desconsideradas.
La persona con el planeta menos
fuerte debe aprender a dejarse ver o notar para que los demás no actuaran
como si no existiera.
Si no se logra, se crea un
conflicto en el que el ambiente de una de las personas prevalecerá, mientras
que el ambiente de la otra no tendrá cabida en la relación.
La persona con el planeta más
fuerte absorberá todo el espacio y el tiempo de la otra penetrando con sus
relaciones.
La persona con el planeta menos
fuerte verá que sus propias relaciones no tienen cabida en la vida del otro.
El resultado será un
progresivo dominio del tiempo y el espacio por parte de una de las personas con
sus relaciones y un abandono de las relaciones del otro. La reacción puede ser un progresivo alejamiento
de las dos personas por falta de compartir cosas de la vida del otro, o la
aceptación de la persona con el planeta más débil de las relaciones y el
ambiente del otro mientras que renuncia a sus propias amistades y familia.